Si las alianzas eran vistas como un sinónimo de más votos, ya no lo son. La desgastada imagen ciudadana frente a los partidos y movimientos políticos ha cambiado esta dinámica hasta convertirla, dependiendo de los intereses políticos, en una suerte de aparentar una fortaleza que no existe y, en otros casos, la búsqueda de un movimiento que apoye una candidatura o viceversa.
Una encuesta de Cedatos, a junio de 2018, revela que el 59 % de la ciudadanía no le agrada ninguna organización política o simplemente no sabe o no responde. Es por este y otros motivos que el consultor político, Daniel Molina, cree que los partidos ya no marcan una trascendencia importante sino los líderes y, por consiguiente, “las alianzas son para generar una perspectiva de fuerza y no sirven para ganar votos ni estructura”.
Esta dinámica deja en un segundo plano el peso de los partidos y coloca en primer lugar a la figura del candidato. Esto no quiere decir que las coaliciones no sean rentables. Camilo Severino, consultor político, cree que sí es posible sacar un rédito siempre que reúnan tres aspectos: una marca fuerte (entendida como el partido), una estructura y la imagen del candidato. “La imagen de los partidos se está perdiendo… En cambio, la imagen de un candidato tiene un mayor peso. Es lo más difícil, pero es lo más valorable”, explica.
En el camino a concretar una coalición, como en todo proceso, hay obstáculos. Los intereses personales, las cuotas de las candidaturas, e incluso el orden en que aparecerán los logos en la papeleta electoral son factores que pueden truncar las extensas conversaciones.
Alfredo Dávalos, consultor político mexicano radicado en Ecuador, cree al igual que sus colegas que el tiempo de los partidos pasó y que es el momento de los candidatos, es por eso que considera que el reto de las organizaciones para las seccionales está en unir a actores políticos en torno a programas de provincia y de ciudad. “Que una alianza sume o reste depende de sus líderes. Hay que valorar con quién me conviene y con quien no me conviene ir”.
A ocho meses de las elecciones seccionales, entre organizaciones políticas mantienen conversaciones. En Guayas, por ejemplo, existen al momento tres diálogos en proceso, uno de ellos es el del movimiento PAIS con Centro Democrático.
En este caso específico, Molina considera que más que una unión entre dos organizaciones es la búsqueda de la bendición del presidente Lenín Moreno para la eventual candidatura de Jimmy Jairala a la Alcaldía de Guayaquil. Severino lo ve desde otra perspectiva: PAIS viene de un fraccionamiento que lo dejó sin un líder claro, por lo que pueden ser ellos quienes buscan una palanca fuerte en Guayas, sin olvidar un detalle. “No podemos negar la fuerte figura del correísmo en los municipios pequeños de Guayas”.
Son una serie de factores a analizar antes del estrechón de manos final, porque todos quieren ganar y nadie quiere perder.