Tiempo de tensiones internas y externas. Aunque pocos lo reconocen, la cercanía de los procesos electorales y la definición de candidaturas suelen generar roces al interior de las organizaciones políticas. Si estos no se manejan correctamente, podrían afectar aún más su alicaída posición frente a los electores.
La cifras así lo confirman. Según un estudio de Cedatos, que concluyó el viernes pasado, más de la mitad de los ecuatorianos no siente ningún agrado por los partidos y movimientos locales o nacionales que están habilitados para correr en las elecciones seccionales del 24 de marzo de 2019.
Aún más crítico, es que el 73 % de los encuestados no tienen ningún interés en el próximo proceso electoral. “Hay varias razones: se desconoce todavía qué es lo que se va a elegir, los candidatos, sus planes y equipo de trabajo”, dijo Polibio Córdova, director de esta encuestadora, a EXPRESO.
Si las desavenencias internas, algunas que son públicas y otras reservadas, de las agrupaciones políticas no son bien manejadas en las próximas semanas, cuando se definan las postulaciones, las estadísticas podrían ponerse más negativas.
El asambleísta del movimiento CREO, Fabricio Villamar, reconoce que los procesos de definición de candidaturas siempre causan tensiones. “Pueden ser superadas si se presenta a la ciudadanía los mejores liderazgos de CREO, primero, y solamente cuando dentro de las filas no existiese gente para asumir el reto, hay que pensar en alianzas”, señaló Villamar a este Diario.
En este grupo político se descarta, sin embargo, que este tira y afloja pueda desembocar en una diáspora de militantes inconformes, menos aún ahora que consideran que pueden alcanzar una buena cantidad de dignidades seccionales ante el debilitamiento del partido oficialista, Alianza PAIS (AP).
Para el abogado y militante de Unidad Popular (UP), Lenin Hurtado, este tipo de pugnas no son extrañas, sobre todo, en aquellos partidos en los que las decisiones se toman de forma vertical, “de acuerdo a los gustos y simpatías del que se considera el líder o de sus colaboradores más cercanos”, dijo el político.
En este movimiento ya se han definido algunas candidaturas a través de la democracia interna y con el consenso de las bases, asegura Hurtado. “En ciudades como Guayaquil la situación es más compleja y se requiere un análisis más profundo antes de proponer candidatos”, dijo.
En PAIS que, pese a la escisión interna que empezó a inicios de año, sigue siendo la fuerza política más reconocida por los ecuatorianos, esperan empezar a recupera espacios desde el 4 de agosto, tras la convención que se hará en el Puerto Principal. “La falta de rumbo electoral” va dejando dos bajas en las filas verde flex en las últimas semanas, aunque los desertores dicen que sus salidas no tienen que ver con sus aspiraciones electorales.
El otro reto que tienen las organizaciones políticas para las seccionales, dice Córdova, es plantear cosas que interesen a nivel local. “Si mantienen el mismo discurso y propuestas que tienen para hacer política nacional, es probable que no logren conectar con la gente que lo que pide a alcaldes, concejales y prefectos es solución a la inseguridad, a la congestión o la falta de recolección de basura”, señaló.
El órgano rector de las elecciones, con notas bajas
La desconfianza no se limita a los partidos y movimientos políticos. Las autoridades electorales también alcanzan una baja calificación entre el electorado, especialmente por sus actuaciones en las presidenciales de 2017.
Cedatos preguntó si los ciudadanos aprueban o desaprueban la gestión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de la mano del expresidente del organismo, Juan Pablo Pozo. El 80 % escogió la segunda opción.
Para Polibio Córdova, esta desaprobación sería la que acarrea el actual CNE que actualmente es evaluado por el Consejo de Participación Transitorio que mañana podría ratificar el cese de funciones de sus cinco integrantes.
A propósito de este examen, el 82,8 % de la población consultada aprueba que la conclusión de la evaluación sea el poner fin a las funciones de los integrantes del organismo electoral.